«Drinking the Kool-Aid» is most strongly believing in and accepting a deadly, deranged, or foolish ideology or concept based only upon the overpowering coaxing of another; the expression is also used to refer to a person who wrongly has faith in a possibly doomed or dangerous idea because of perceived potential high rewards. The phrase typically carries a negative connotation. It can also be used ironically or humorously to refer to accepting an idea or changing a preference due to popularity, peer pressure, or persuasion. In recent years, it has evolved further to mean extreme dedication to a cause or purpose, so extreme that one would «drink the Kool-Aid» and die for the cause.
He llegado a pensar que el mundo no es de las personas racionales, que los grandes saltos en la historia, tanto para bien o para mal. Vienen del compromiso, ir hasta el final con una idea y no claudicar en el camino. Un compromiso tan tangible que se contagia. Como una reacción en cadena de un átomo de Plutonio o Uranio en una bomba, o en un reactor nuclear.
Sin embargo, todo en la vida es balance, si el mundo fuese gobernado estrictamente por instintos y emociones la ciencia no tuviese lugar, y por lo tanto nuestra sociedad como la conocemos no existiría. Típicamente encontramos que en el bando instintivo se ven forzados a caminar hacia la lógica por supervivencia, y está siempre será la única forma de lograr que miren hacia el otro lado, cuando la alternativa es la desaparición. ¿Y qué sucede con el bando de la lógica? A veces no parece más que un refugio para los que encontraron tratos crueles en el otro mundo no tan lógico. Sin embargo, por más que lo intentemos, todos somos seres irracionales (el libro “The 7 Laws of Magical Thinking” hace una buena exposición de esto).
Volviendo al tema de compromiso, para que exista compromiso tiene que haber un fundamento precursor y es la iniciativa, el nacimiento de algo que antes no estaba, un acto de creación. Las iniciativas surgen desde lo racional (un plan o conclusión lógica) y lo irracional (un mero instinto), no todas nuestras iniciativas se materializan, suelen pasar por un filtro en nuestra mente. Y la experiencia nos enseña a evaluar cuidadosamente cada una de las iniciativas que surgen en nuestra mente, esto por un proceso vitalicio de ensayo y error, aprendemos que los errores o fracasos tienen un costo. En nuestros años iniciales este umbral error-costo es forjado muy sólidamente en nuestra mente, y posteriormente como adultos tenemos que decidir si queremos ajustarlo o no. Would you drink the Kool-Aid?
