Estoy intentando encontrar razones que justifiquen mis decisiones, me encuentro desesperanzadamente en un estado perpetuo de estar en equivocado: decisiones incorrectas, lo único que pareciera ser capaz de producir mi mente.
Cuando la noción de que todas tus decisiones son equivocadas se vuelve un componente habitual de tus pensamientos, hay daño colateral, de repente tu círculo social se convierte en una lista de sospechosos «¿Debería juntarme con gente que se junta con alguien como yo?«
Es una lástima tener pensamientos de esa clase, y visto bajo la luz del día puedes ver lo rídiculo que es.
La vida de acuerdo a lo que conoces
Llega un punto de tu vida donde pasas de existir solo recibiendo la información del mundo tal y como se te presenta, a vivir constantemente anticipando lo que sucederá y como reaccionarás y como tu reacción provocará otras reacciones, y todo esto con la finalidad, en el caso de este escritor, de pasar totalmente desapercibido. ¿Pero no es un sinsentido eso? ¿Vivir sin estar en el mundo? ¿Vivir sin experimentar la vida?
Cuando damos el salto desde la inocente creencia de ser invencibles hacia el entendimiento de que la vida es algo sumamente frágil, en mi caso pasó algo más, la noción de que no eres tan igual a los demás empieza a cristalizarse y tu concepto de quién eres se va delimitando por lo que no eres. Naturalmente estas delimitaciones son las consecuencias de las decepciones, y traspiés que uno va encontrando a lo largo de los años. Discernir cuando debemos tomar una dura lección y resignarnos, o solo tomarlo como un infortunio aleatorio es difícil, en lo personal suelo tomar los traspiés como una clara señal de haber tomado el camino equivocado, una particularidad de la percecepción que vino mi personalidad.
Una terrible, terrible lección o…
Si estás constantemente viendo el futuro, una tarea de por sí exigente para la imaginación, no queda ancho de banda en tu cerebro para procesar el presente en su debida forma. Como mecanismo de defensa resulta una estrategia perfecta, nada puede pasarte si nunca haces nada. ¿Qué sentido tiene vivir así? Quizás, el cerebro ha creado una falsa dicotomía, no pueden ser las únicas opciones en la vida el terror eterno o la felicidad desmedida. Dos extremos con fuerzas gravitacionales igual de fuertes, dejando el consciente a la merced de influencias que parecieran no responder a ninguna autoridad o voluntad.
Quizás el temor a una gran catástrofe puede desencadenarse de la acción más minúscula e inocua, sea solo una ilusión, después de todo es cierto: «no hay tragedias en la naturaleza», las cosas solo suceden. No necesariamente existen dos posibles resultados: Donde todo sale muy bien, o muy mal. Cuando parece haber tanto en juego, es mejor no jugar nada desde un principio. Una lección obvia, que aún estoy procesando, y al parecer me tomó 26 años (pronto 27) llegar a esa conclusión. Nunca estamos preparados, nunca estarán las condiciones ideales, y es lo normal.
