Secuelas

Ha sido un mes de pensar mucho, en la soledad, en el contraste entre otras vidas posibles y la que estoy llevando. Me ha costado mucho hacer amistades y me es tan fácil descuidar esos vínculos. Si me descuidan un segundo ya estoy convencido de que he sido abandonado nuevamente.

Cuando alguien se va sin mayores explicaciones, te hace pensar: “¿fue algo que dije?” o “¿pude haber hecho algo diferente?”, supongo que eso sería la negociación. Y si creemos en las 5 etapas del duelo, seguiría la depresión, y finalmente la aceptación -no puedo evitar pensar en la frase de WandaVision (2021) de que el duelo es el amor perseverando, ciertamente no es el caso aquí- la ira es una fase que me salté, supongo que llegará en algún momento, y podría pensar que la negación es esa pequeña ventana donde dices “seguro me escribirá” o “no creo que sea para siempre”. Poco a poco, a medida que la pintura del panorama se va secando, te das cuenta de que es para siempre. O al menos, esta será tu nueva realidad de ahora en adelante.

¿Cómo seguir adelante? Solía pensar que deambulaba por la vida sin planes concretos, y no es hasta que el camino que deambulaba dejó de existir que me di cuenta de que sí me importaba hacia donde iba. Reconstruyendo con lo que tengo, he intentado enfocarme en mis amistades, en lo que quiero hacer y decir, hacer más de las cosas que detesto, como manejar en el centro de la ciudad (buen momento para recordar que está en el top de las ciudades que causan más estrés al conducir), a pesar de lo caótico, lo veo como una buena oportunidad de enfrentar mis miedos.

Creo que tengo cerca de un mes en esta nueva realidad, trae muchos cuestionamientos, aprovechas la oportunidad para replantearte cuál es tu propósito, si es que había uno definido, y si no había, intentar hacer un bosquejo de uno. Es curioso, no te das cuenta de que alguien era parte de ti, o de tu vida al menos, hasta que se van, y puedes darte cuenta de que ya tu vida no es la misma, que las barreras que habías puesto no eran tan ineludibles, y que la distancia no era más que una reacción a la cercanía que se hacía más cada vez, te das cuenta de que solo estabas viendo una parte de la obra, y ahora que falta un pedazo, puedes ver la pintura completa.

A pesar de no tener un propósito o plan de 10 años definido, sabes qué cosas te acercan a donde sea que se supone que quieres ir, y cuales no, puede que no de forma verbal, o directa, pero en lo más profundo siempre está una pequeña voz que dice “¿para qué molestarse?” cuando se enfrenta a tareas sin propósito. Entonces, he comenzado a podar cosas de mi vida, ha sido difícil en algunos casos, intentar hacerlo con delicadeza, sin afectar a personas cuya única culpa es solo estar en la proximidad general.

Uno de mis mayores miedos, al igual la mayoría de las personas de mi edad, es “despertar” un día y darme cuenta que desperdicié mi tiempo, que no hice las cosas que quería hacer. He tenido la oportunidad de conocer personas que han pasado por eso, y realmente lo hace mucho más aterrador, el ver que, a diferencia de ser golpeado por un rayo o un meteorito, es un miedo que se puede volver una realidad con mucha más facilidad de la que anticipas. Pensaba que guardar mis opiniones era un mecanismo de defensa inconsecuente, sin mayores implicaciones a largo plazo. No quiero causar molestias a nadie, me aterroriza el hecho de incomodar o molestar. Y, sin embargo, creo que eso solo hizo que dejara de existir, como si solo fuera la cámara en el rodaje de una película.

Y si mi vida fuese una película, esta sería la parte donde el protagonista (yo), diría algo como “esto se acaba aquí, a partir de ahora, seré mejor, haré lo que quiera y no dejaré que mis inseguridades me detengan”, seguido de un montaje haciendo toda clase de cosas fenomenales -pienso en Ben Stiller luchando con un tiburón mientras buscaba la quintaesencia en La Vida Secreta de Walter Mitty (2013)-. La vida real es más lenta, menos dramática, cosa que a veces me cuesta aceptar, siento que apenas estoy comenzando, tarde, pero comenzando al menos, a continuar trazando un camino, a veces siento que estoy cerca de descifrarlo, si me preguntas como lo sé, no sabría decirlo, supongo es como la sensación de estarse acercando a la playa con solo ver el cielo. Pero más que un viaje a la playa se siente como una tarea muy seria con una posibilidad muy real de fracasar. Y de fracasar, no lo sabrías hasta mucho después, cuando ya no queda más nada que hacer.